Un aspecto básico que un SGA debe satisfacer es aportar control sobre el stock que tenemos. Lo fundamental de cualquier sistema de información es que, sobre dicho stock, nos diga:

 

  • Qué tenemos: referencias que definan la naturaleza de los productos.
  • “Quién” es lo que tenemos: información sobre la identidad del stock, para separarlo en partidas o incluso distinguir piezas individuales, cosa fundamental para la trazabilidad.
  • Dónde lo tenemos: localización del stock en el almacén, con suficiente precisión como para encontrarlo físicamente sin dificultades.
  • Cuánto tenemos: cantidades existentes en el almacén, bien ya físicamente, bien disponibles al no estar ya reservadas para cualquier necesidad, o bien previstas en un cierto tiempo.

 

Por supuesto, el sistema de información debe proveer de herramientas que permita trabajar con el stock, es decir, imputar sobre él movimientos que reflejan las operaciones realizadas: cambios de ubicación, entradas/salidas, consumos, etc.

 

Para responder a cada pregunta anterior, el ERP ya dispone de maestros y otras tablas en las que se definen las bases de estos conceptos. Y por supuesto, tiene las tablas de stock y todos los mecanismos necesarios para imputar movimientos sobre él. Es decir, el ERP cubre estas necesidades.

 

Artículos, propiedades, lotes y números de serie

 

Para saber qué tenemos y quién es lo que tenemos, contamos con los conceptos y la información de sobra conocida del ERP:

 

  • Artículos, y eventualmente propiedades: definen la naturaleza de un producto, es decir, qué es. Son la piedra de toque para atribuir a la mercancía del almacén precios de compra o venta, costes, valoración del stock, etc.
  • Lotes y números de serie: distinguen partidas (o incluso piezas individuales) del mismo producto, identificándolas (diciéndonos quiénes son), aportando información sobre cuándo entró en el stock, cuál fue su origen, etc. Son la base de la trazabilidad, tanto directa como inversa.